Elena Mesonero
He encontrado en l@s niñ@s mis musas. Ell@s son los que me han dado el superpoder de ver la magia en cada un@ de ell@s.
Nacida hace ya varios noviembres en Salamanca, siempre mostró unos ojos grandes y curiosos con los que explorar el mundo.
Aficionada desde muy pequeña a libros, cuentos, historias y letras y pensando que hablar en público no era lo suyo, pronto encontró en estudiar una forma de conocer lo que le rodeaba.
Se licenció en filología hispánica, se diplomó en logopedia y realizó postgrados en neuropsicología, inteligencia emocional y educación y coaching educativo. Y dicen que sigue estudiando.
Sin embargo, si hay algo que ha encendido la chispa es su trabajo con niños con dificultades de aprendizaje como codirectora del gabinete de logopedia La Clínica del Lenguaje de Valladolid. Eso, y sus tres hijos.
Ha encontrado en los niños sus musas. Ellos son los que le han dado el superpoder de ver la magia en cada uno de ellos.
Gracias a ellos ha impartido docencia y cursos en universidades (Universidad Pontificia de Salamanca, Universidad de Valladolid, Universidad Europea Miguel de Cervantes, Ferececa…), ha participado en investigaciones relacionadas con el ámbito de las dificultades de aprendizaje, ha escrito capítulos de manuales de logopedia, ha organizado congresos (I Jornada de dislexia Valladolid, I Congreso El Cambio Educativo), colabora en medios de comunicación (COPE, Esradio), forma parte de la junta directiva de AECOFAME (Asociación Española de Coaching Educativo y Familiar) y ha escrito el libro para padres Hacemos lo que podemos y el álbum ilustrado El Cuento de la Cuerda.
Sí, sí. Todo, gracias a ellos. Y no ha hecho más que despegar.
El Ser Creativo
Todas las personas tenemos ideas con las que nos identificamos por las que estamos dispuestos a invertir nuestra energía y asumir riesgos. Aprendemos mejor desarrollando ideas propias que ajenas porque estamos comprometidos con ellas de partida.
- De pequeña, ¿cómo te imaginabas de mayor?
De pequeña quería ser bailarina o actriz o escritora o profesora…..Pero tenía lo que yo creía que era un gran problema: era extremadamente tímida.
En realidad, cuando ahora lo analizo, no estoy segura de si realmente era muy tímida o si todo mi entorno se empeñó en repetírmelo hasta que me lo creí. Sea como fuere, crecí con una timidez tremendamente limitante que me hizo creer que no podía ser nada de lo que yo quería ser. No eran profesiones para una tímida. Ni siquiera me presenté jamás a delegada de clase. Y me moría de ganas de serlo.
Sin embargo, algo dentro de mí, me decía que podía ser, que me tomara mi tiempo, que lo entrenara, que lo visualizara y que lo imaginara. Y eso es lo que hacía en mi habitación, entrenar e imaginar una y otra vez cómo sería.
- ¿Qué indicios de tu personalidad actual reconoces en tu infancia y juventud que creas que hayan sido claves para el desarrollo de tu talento actual?
Siempre fui soñadora e imaginativa. Me recuerdo siempre pensando en cuentos, en historias, dibujando, escribiendo. Ahora sé que aquello que me hacía pasar horas y horas dibujando y escribiendo era creatividad. Entonces era un juego. Quizá sean lo mismo.
La pasión y la creatividad eran las que me hacían pasar horas trabajando.
También recuerdo haber oído que era cabezota. Y sí, debía serlo porque ahora me reconozco constante.
La timidez que tanto me limitó, ahora he comprendido que la convertí en una fortaleza que me hizo ser observadora, paciente, analítica y con una gran capacidad de escucha y empatía con los que son diferentes.
- ¿Qué vocaciones has tenido y qué factores facilitaron o dificultaron tus encuentros vocacionales?
Crecí en una casa en la que el arte lo invadía todo. Mi padre es pintor y nunca faltaron los libros y la música. A mi madre la recuerdo siempre entre telas y patrones. Era fácil que yo quisiera ser bailarina, actriz, escritora o profesora.
Siempre tuve acceso a los museos, al teatro, a las firmas de libro de la Feria del Libro de Madrid (aún conservo mis libros de Antonio Gala dedicados). Sin embargo, el hecho de que mi padre sea pintor me hizo saber también desde pequeña que ser pintor (o cualquier otra cosa) es un oficio al que hay que dedicar muchas horas y algunos desvelos.
Por eso desmitifiqué pronto a las musas.
El Ser Emprendedor
Aprendemos mejor si tomamos por nosotros mismos decisiones de riesgo para llevar nuestras ideas a la acción. El emprendimiento no es un campo de conocimiento sino un rasgo de personalidad.
- ¿Qué camino has recorrido para llegar a ser lo que querías ser?
Al terminar la secundaria, decidí hacer filología hispánica. Me gustaba la literatura y pensé que podría ayudarme en mi sueño de ser escritora. Mi familia me apoyó en la decisión. Sin embargo, terminé la carrera fascinada por la lingüística y pensé que quería saber de dónde venía el lenguaje y qué ocurría cuando no aparecía o aparecía de una forma diferente. Así que alentada también porque no tenía nada sobre lo que escribir, hice logopeda. Y encontré una de mis pasiones.
Después me dijeron que el futuro estaba en trabajar con ancianos, así que hice un master en gerontología. No encontré trabajo.
Y como siempre me gustó estudiar, hice el programa de doctorado en neuropsicología clínica porque me dijeron que mi futuro estaba en la universidad. Tampoco encontré trabajo.
Después, más abocada por la necesidad de trabajar que por la valentía (a veces las circunstancias ayudan a tomar decisiones) decidí montar, junto a una de las personas más importantes de mi vida, un gabinete de logopedia.
Los comienzos no fueron fáciles pero, a día de hoy, tengo la satisfacción de trabajar en lo que quiero, como quiero. Y tengo un equipo de trabajo fantástico al que agradezco cada día la implicación y la pasión que ponen a todo lo que hacen.
Creo que soy muy afortunada por poder dedicarme a una de mis pasiones con plena libertad.
Esa libertad es la que me ha permitido seguir formándome en coaching educativo y en inteligencia emocional y me ha permitido también desarrollar otros proyectos como escribir un libro y un cuento ilustrado, organizar e impartir actividades de formación o colaborar en radio.
Y sigo estudiando. En breve termino psicología. No sigo estudiando porque cada vez sepa menos sino porque cada vez me hago más preguntas.
- ¿Cuáles fueron y cómo tomaste tus decisiones en cada nodo del itinerario?
Tomé algunas decisiones arrastrada por las circunstancias, otras condicionada por el entorno y por lo que se esperaba de mí, e incluso por las modas.
Hoy me he dado cuenta de que las decisiones que te hacen feliz son las que salen de dentro de uno mismo porque son las que te dan el poder de ser quien eres. Eso no quiere decir que incluso, tomando las decisiones desde dentro, no me haya equivocado. Pero ya no lo veo como un error. No lo juzgo, lo analizo, lo modifico y sigo adelante.
- ¿En qué medida decidiste tú misma o tu entorno tu itinerario académico?
Yo decidí siempre mi itinerario académico aunque, en alguna ocasión me influyó el entorno. Pero siempre tuve yo la última palabra y siempre tuve el apoyo de mi familia.
No me arrepiento de nada de lo que he estudiado aunque quizá, a día de hoy modificaría el orden o cambiaría alguna de mis formaciones por otras. Pero, como digo, no me arrepiento y, si lo pienso bien, sigo teniendo tiempo para seguir estudiando lo que quiera.
- ¿Cómo has compaginado la educación reglada con la específica para desarrollar tu talento?
La verdad es que aún no sé del todo cuál es mi talento. Sé que hay cosas que se me dan bien: escuchar, comunicar, escribir, dibujar, estudiar. Pero casi todo es fruto sobre todo de la pasión y de la constancia. Me alejo de la concepción del talento como don divino, suerte o genética afortunada como único origen del talento.
Me gusta lo que hago, no me importa que llegue el lunes para ir a trabajar o quedarme media noche haciendo ilustraciones o estudiando.
En mi vida casi todo ha sido educación reglada. Nací en una época en la que los niños hacíamos una extraescolar y ya era extraordinario. No estábamos tan programados como ahora. Yo hacía ballet.
El resto del tiempo jugaba. Siempre tuve libertad para jugar, para meterme en el estudio de mi padre y poner mi caballete junto al suyo, para pasar los veranos en el pueblo con los abuelos y la bicicleta. Esa fue la mejor educación específica que pude recibir porque el juego libre alimentó mi curiosidad, mi creatividad y mi imaginación.
- ¿Cuáles fueron tus primeras experiencias laborales/profesionales?
Mi primer trabajo fue de profesora de español para extranjeros. Tardé muy poco en saber que ese no era mi lugar. Creo que desde entonces siento una profunda admiración y respeto por maestros y profesores.
Después fui profesora en la Universidad Pontificia de Salamanca, en lo que era la diplomatura de logopedia. Solo fueron unos meses durante dos cursos pero lo recuerdo con mucho cariño. Me gustaba la relación con los alumnos, la implicación de quien está estudiando algo porque es lo que quiere hacer.
A día de hoy mantengo vinculación con la Universidad de Valladolid en la que realizo algunos cursos de formación.
Sin embargo, es en el trabajo directo con los niños del que más he aprendido y el que me ha regalado los mejores momentos de mi vida profesional.
El Ser Interior
Aprender a reflexionar y leer en nuestro interior con autenticidad es el camino al autoconocimiento y al desarrollo personal.
- ¿De qué te sientes plenamente satisfecha y en qué te gustaría mejorar en el futuro?
Me siento satisfecha de haber comprendido y superado algunos de mis miedos, de haber convertido la timidez que yo consideraba una debilidad en una fortaleza.
Me siento satisfecha de haber encontrado mi camino, de hacer lo que me apasiona y de sentirme libre para si un día decido que quiero dar un giro, poder darlo.
Y me siento satisfecha de haberme sabido rodear de gente bonita. La gente bonita es esa que te acompaña y le dice sí a tus sueños cuando aún parecen locuras y esa a la que acompañar para que se cumplan los suyos.
Compartir el camino es fundamental para el desarrollo de la persona.
Siempre hay cosas que mejorar. Ahí radica parte de la magia de vivir. Quiero aprender a ser más flexible con mi perfeccionismo y permitirme equivocarme sin que me alcancen la rabia o la frustración. Y quiero ser capaz de asumir que no puedo ayudar a todo el mundo sin frustrarme.
No suelo pensar demasiado en el futuro a largo plazo. Prefiero pensar en lo que puedo hacer y en lo que puedo vivir hoy. Como mucho mañana.
Así que para mañana quiero seguir aprendiendo, seguir rodeada de gente bonita y trabajar para poder dar mi 100%.
- ¿Cómo crees que puedes ayudar a los demás en su desarrollo personal y de su talento?
Trabajo fundamentalmente con niños con dificultades de aprendizaje y con dificultades de lenguaje y comunicación.
No me gusta hablar de patologías, prefiero pensar que todos y cada uno de nosotros tenemos un funcionamiento neurológico único y diferente del resto. Y esa diversidad nos hace ricos. Creo en los niños con los que trabajo, confío en ellos. Creo que todos los niños tienen música dentro. Solo tenemos que hacer que suene la música.
Mi camino está en escucharles, en enseñarles que pueden, con constancia y trabajo, mejorar. Lo que se conoce como mentalidad de crecimiento. Me he dado cuenta de que la mejor forma de ayudar es acompañándoles a donde quieran ir. No sirve de nada mandarles tareas que no sean significativas, ni ejercicios que no sepan para qué les sirven.
Todo el mundo tiene algo que le hace especial y único. El talento siempre está preparado para salir. A veces solo tenemos que darle la llave.
Esa es la función de los que trabajamos con niños: abrir puertas, mostrar caminos, acompañar y confiar para que cada niño pueda ser lo que quiera ser y llegar a donde quiera llegar.
Y aun así creo que, al final del día, recibo mucho más de lo que doy, incluso aunque haya dado mi 100%.